Bajos rendimientos

Debemos muchas decepciones a lo que David Rieff (y mi mujer, con otras palabras) llama filantro-capitalismo.  En su libro El oprobio del hambre, Rieff muestra que “jugar a ser dioses”, “pararse el cuellito”, pretender ser “buena onda con los pobres” no disminuye el hambre en el mundo (ni en México, ni en mi barrio).  Lo que aumenta es la brutal desigualdad, fruto de todas las amenazas que se ciernen sobre el presente y el futuro del hombre.

Otra de las tesis de Rieff es que tecnología y filantropía –esa cosa tan azucarada y tan abstracta—no van de la mano en nuestro planeta.  La tecnología y la especulación sí que marchan juntas.  Por eso Gandhi dijo: “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no para satisfacer su codicia”. Continuar leyendo

¿Y por qué no pensamos en la renta básica?

Desde hace tiempo los economistas como el estadounidense Ryan Avent (1979), autor de La riqueza de los humanos, están proponiendo el concepto de renta básica universal.  Esto quiere decir, más o menos, que la riqueza producida por una comunidad debe ser repartida entre todos sus miembros.

Cada ser humano, por el hecho de haber nacido, tendría derecho a un sueldo básico.  ¿Sin trabajar?  De eso se trata el concepto novedoso de la renta básica.  Desde luego, el que trabaja, puede tener más bienes.  Pero su límite es la necesidad de los demás.  “Todo el mundo merece una porción de los beneficios”, piensa Avent.  Sobre todo en la sociedad tecnológica, en la que millones de personas ya no tendrán fuentes de trabajo: serán ocupadas por máquinas. Continuar leyendo

Siria: tú y yo

Hace tiempo llevamos a cabo una campaña de oración por México, con motivos de las “desapariciones” forzadas de miles de mexicanos, el asesinato de sacerdotes y periodistas; el brutal clima de violencia en contra de las mujeres, el crudo tratamiento que reciben los migrantes…  “Un corazón de dolor” concitó la oración de miles de nuestros lectores y, seguro, cambió algo en alguna parte del país.

La oración es la herramienta más poderosa que tenemos los cristianos.  Deja un canal abierto a la Gracia. La usamos poco.  Continuar leyendo

Sin juego, con pantalla

Los niños ya no juegan, ven una pantalla.  Hagamos un breve repaso de lo que las pantallas muestran.  Violencia: los contenidos de violencia son cinco veces más frecuentes en los programas para niños que en los programas para adultos.  Sexo adelantado: el promedio de horas de Internet es de 6 horas por mexicano al día.  Los niños comienzan a entrar a los 8 años de edad.  Y tienen disponibles, prácticamente sin restricciones, mil 500 millones de páginas pornográficas. Continuar leyendo

Misericordia: un regalo para regalar

Tal vez digamos: “África está muy lejos”.  Luego, procuremos consolarnos con este razonamiento: “Mejor ayudo aquí”.  Finalmente, ni allá ni aquí.  Este Domingo de la Misericordia.  El Observador posibilita una oportunidad de aliviar la emergencia material y espiritual de un continente que grita ¡ayuda! en diversos idiomas.

La Misericordia de Dios es un regalo que todos recibimos gratis.  Y los cristianos –para hacer creíble nuestra fe—debemos devolverlo de forma objetiva: que se vea, que se sienta.  Más aún, que se vea y se sienta en aquellos que ni nos conocen ni nos podrían conocer jamás.  Continuar leyendo

¿Quién soy yo en la Resurrección?

El sepulcro vacío y los días posteriores al domingo en que Jesús resucitó, tocaron hondamente a los que lo vieron.  Está su testimonio.  Muchos, finalmente, creyeron.  San Pablo lo dice con claridad: si Él no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe.  Un bonito cuento ético.  Una historia de amor culminante.  Un programa de vida.  Y nada más.

Ante el Resucitado, ¿quién de todos los actores soy?  La respuesta típica: los discípulos de Emaús.  Pero ellos sintieron arder su corazón cuando el peregrino les explicaba las escrituras y más aún cuando partió en su mesa el pan.  ¿Ardo yo en celo por el Evangelio?  Y cuando parte para mí el pan en el altar, ¿siento esa urgencia de ir a contarlo a todo el mundo? Continuar leyendo

¿Quién soy yo en la Pasión?

Durante todo el relato de la Pasión se presenta una galería de personajes que componen un gran fresco de la miseria humana.  El colosal sacrificio de Jesús se topa con Ben-Tovit (personaje del cuento de Leónidas Andreyev): un comerciante de Jerusalén que mira el Viacrucis desde la azotea de su casa, abrumado por un dolor de muelas pasajero.

En aquellos días tremendos en que flagelamos, escupimos, crucificamos a Dios hecho hombre y hoy mismo, cuando le volvemos la espalda porque “el padrecito dijo un sermón aburrido”, nuestra soberbia sigue sin encontrar límites.  Seguimos siendo los mismos traidores, los mismos miedosos, los mismos infieles…   Somos lo que somos.  Es decir, frente a Cristo, muy poca cosa… Continuar leyendo

La Sixtina y el cuerpo humano

Durante la célebre homilía del 8 de abril de 1994, con ocasión de la inauguración de la restauración de los frescos de Miguel Ángel en la capilla Sixtina, san Juan Pablo II se refirió a ésta como “un santuario de la teología del cuerpo humano”.

A muchos despistados, sorprendió que un Papa hablara del cuerpo.  ¿Qué no se supone –decían– que los católicos desprecian al cuerpo y, más aún, al cuerpo desnudo como Miguel Ángel lo presenta, por ejemplo, en el monumental fresco del Juicio Universal?  Muchos despistados lo siguen pensando.  Continuar leyendo

Un obispo en apuros

La voz profética de don Ramón Castro, obispo de Cuernavaca, ha querido ser silenciada por el gobierno del Estado de Morelos, con todo género de artimañas.  Bajo el esquema “miente, miente, que algo queda”, los dardos en contra de quien ha denunciado –a costa de su integridad—corrupción, impunidad y violencia, no cesan.  Y las acusaciones.  La última, la de querer robarse las limosnas de la fiesta del Nazareno en Tepalcingo, francamente ridícula.

Las autoridades políticas de Morelos han invocado el defectuoso y anfibio 130 constitucional, que prohíbe a los ministros de culto “meterse en política”.  Y para ello toman cualquier declaración, marcha, aparición pública o desayuno del obispo Castro, como si fuera una violación a la ley.  Ya hemos conocido lo que esto significa: amedrentar, arrinconar, acallar y, al final, nada.  Usted disculpe… Continuar leyendo

Un estilo humanista

Desde hace años he venido insistiendo que la violencia pública comienza con el mal uso del lenguaje.  Hoy asistimos a una feria de insultos en las redes sociales.  Y a la intensificación del bullying, del sexting, del troleo, de las “fake news” (noticias falsas).  ¿Hay una forma de contrarrestar esta andanada?

El Manifiesto de la comunicación no hostil, es una iniciativa surgida en el contexto de un simposio celebrado en Trieste (Italia) en febrero pasado.  Se trata de un decálogo de sentido común, que todos pueden entender y que vale la pena comentarlo en familia, en la escuela, en el café, con los hijos: Continuar leyendo