Los mexicanos vivimos con el Jesús en la boca. Ya por el terrorismo vivido en Michoacán o por la venalidad vivida en Veracruz; ya por la inseguridad de las fronteras o por el “holocausto” de los migrantes centroamericanos, todo el tiempo estamos mirando de reojo los noticiarios, para saber a qué atenernos el día de mañana.
No agrega nada la pretendida reforma hacendaria. Lejos estoy de ser un especialista en el tema. Pero poseo el suficiente sentido común como para asegurar que atenta contra la precaria estabilidad de los mexicanos una aparente reforma (si llega a miscelánea démonos por bien servidos) que invita al recelo. Continuar leyendo
Ha pasado ya —por fortuna— el tiempo en que los gobernantes de México se paseaban por el mundo con membrete de demócratas cuando, en realidad, les importaba un pepino la democracia. Como defensores de los derechos humanos y, de entre estos derechos el de la libertad de expresión, cuando los violaban sistemáticamente, y controlaban a la prensa con publicidad, papel, destierro o entierro.
La semana pasada unos niños de la etnia oaxaqueña de los triquis enseñó a los millonarios seleccionados nacionales de futbol lo que es el orgullo de un país. Ganaron todos los partidos que enfrentaron en Argentina, durante el Festival Internacional de Mini Basquetbol 2013.
No me enlisto en las filas de los que creen que lo que le pasa a la selección mexicana es reflejo de lo que le pasa a la sociedad mexicana. En todo caso, la situación lamentable del representativo nacional es solamente un reflejo doble: de la venalidad de nuestros gobiernos (todos los colores incluidos) y de la corrupción de nuestras televisoras.
Estados Unidos, Canadá, China y Corea del Sur ya cuentan con clínicas de desintoxicación para niños adictos a los videojuegos. No es exageración: como cualquiera otra droga, los niños de esta última generación están duramente enganchados a jugar en pantalla. Sobre todo, a “jugar” a matar al otro.
En el transcurso de la vida –a veces con violencia, a veces con necedad—rehúyo al mero compromiso con otro. Más aún si se trata de hablarle de Dios. Un súbito temor al ¿qué dirá? me invade. Tartamudo, cohibido, parloteo acerca del tiempo, del futbol, de lo mal que está la reforma hacendaria…
Muchos periódicos, revistas y medios de comunicación electrónicos “migraron” a Internet de forma gratuita. Existía, y existe, la leyenda que nadie compra nada en Internet. Pero podría ya no ser así.
Para Vanessa y Francisco, que Dios los acompañe y los bendiga
Las protestas callejeras, el cierre de carreteras y los disturbios en plazas y ciudades principales, parecen ser el nuevo lenguaje de protesta que se ha enseñoreado en América Latina. Junto con ello, un trabajo activo en redes sociales, multiplicando por un lado los encuentros y propalando, por el otro, las consignas y las alertas para movilizar voluntades.
Muchos de ustedes vieron la película de Steven Spielberg, La lista de Schindler (Estados Unidos, 1993) La película cuenta la historia de Oskar Schindler, un empresario alemán que salvó la vida de alrededor de mil 100 judíos polacos durante el Holocausto. Está basada en la novela El arca de Schindler (Schindler’s Ark), escrita por Thomas Keneally.