El Papa Francisco decretó, durante un Consistorio ordinario público, que los padres de Santa Teresita del Niño Jesús, Louis y Zélie Martin sean inscritos en el libro de los santos, el 18 de octubre próximo.
Los padres de Santa Teresa de Lisieux, que se casaron en 1858 y tuvieron nueve hijos, de los cuales cinco siguieron la vida religiosa, serán el primer matrimonio en ser declarado santos en la misma ceremonia en la historia de la Iglesia. Benedicto XVI los beatificó el 19 de octubre de 2008.
La canonización de Louis y Zélie Martin tendrá lugar en pleno Sínodo Ordinario de la Familia, que se celebrará del 4 al 25 de octubre. El hecho de que se celebre durante este acontecimiento es un modo de resaltar el papel fundamental de los padres en la transmisión de la fe a sus hijos.
Y también una respuesta clarísima del modelo de familia que la Iglesia católica defiende, como constructor de civilización. Cuando la moda del llamado “gaymonio” se ha convertido en un “derecho”; cuando los inventores de nuevas sociedades se alzan con una “victoria humanitaria”; cuando al “matrimonio” (el modo de la madre) se le equipara a cualquier unión de convivencia, el Papa Francisco nos ofrece una lección de honor, de justicia, de profundo conocimiento de la doctrina, la tradición y el lenguaje moderno: la familia es colegio de santidad.
Jean Guitton escribió el libro “El Genio de Santa Teresita de Lisieux”. ¿Cuál es la aportación de una monjita de clausura que murió a los 24 años de edad? Muy simple; haber coronado su misión en el amor de sus padres, en la vocación de sus hermanas. Haber dejado un camino para la esperanza. Eso es la familia. Y no una colección envidiosa de soledades.
Publicado en El Observador de la Actualidad