La firma de un convenio entre Google Book Search y la empresa On Demand Books está llamado a convertirse en una de las alianzas estratégicas que mayormente podrían poner en peligro a la industria editorial tal y como la conocemos desde los tiempos de Gutenberg, es decir, el libro impreso en papel por una casa editora quien define su tamaño, su forma, su medida, su distribución y su precio de venta.
El acuerdo de marras entre el gigante de los buscadores de Internet y la empresa de libros a la demanda, permitirá imprimir, a la medida de cada quien, libros en cualquier tienda del mundo y en tan sólo cuatro minutos. Por lo pronto Google pondrá a disposición de los usuarios poco más dos millones de títulos que ha escaneado durante el último lustro; textos cuyos derechos de autor han expirado, están descatalogados o se escribieron antes de 1923, cuando comenzó la protección de los derechos de explotación del escritor hacia su obra.
Podrían ser cuatro millones de libros más que están en poder de Google pero que todavía tienen derechos de autor, pero antes deberá ganar las múltiples querellas que tiene en su contra por parte de las editoriales de todo el planeta, que se niegan —con bastante razón— a perder su mercado y a cedérselo a una especie de monopolio electrónico. De ganar Google, será perfectamente posible imprimir cualquier libro, según las necesidades y los gustos del cliente, en las tiendas que cuenten con la Espresso Book Machine, un artefacto con posibilidad de imprimir 300 páginas en blanco y negro y una portada a color en menos de cinco minutos a un costo no mayor de 8 dólares (2 para Google, dos para On Demand Books y el resto para el prestador del servicio).
Por el momento, la Espresso Book Machine tiene un costo muy elevado (cercano a los 100 mil dólares) pero, como todo, en la medida que aumente la demanda, los precios tenderán a ser menores, hasta generar una oportunidad de negocio interesante para pequeños inversionistas que, además, sepan recomendar bien a sus clientes sobre lo que hay en el mercado y lo que pudieran leer con provecho. La empresa asegura que se pueden imprimir hasta sesenta mil libros cada año.
Los viejos editores —y los no tan viejos— saben que buena parte del negocio editorial está en la centralización del contenido y de la distribución de un libro. La segunda parte se libera en este proceso y, al mismo tiempo, podría hacer florecer una buena cantidad de librerías y empresas pequeñas del ramo editorial, poniendo en las manos de los lectores obras decisivas en la construcción de la cultura del hombre.
La competencia ha cambiado: Internet marca un antes y un después en muchas cosas: por ejemplo, en la industria editorial. Lo que sigue es la especialización de los editores en el ámbito electrónico.
Publicado en SIEMPRE! 27 septiembre 2009 No. 2937