Hace muchos años, cuando cursaba el doctorado en Teoría y Metodología de la Comunicación, en la Complutense de Madrid, un profesor mío ya fallecido, Jesús Ibáñez, nos habló de la Ley de Gresham. Fruto de un economista inglés dice que en un mismo territorio circulan dos tipos de monedas. La moneda mala, que se utiliza como medio de cambio y la moneda buena que se usa como ahorro y forma de tesoro. También la Ley contempla que la moneda mala expulsa a la buena del mercado.
Tras el videoclip haciendo el “cover” de Rolling in the Deep, cantada por Adele, de los tres chicos Vázquez de Mexicali, visto por cuatro millones de usuarios en YouTube, la Ley de Gresham adquiere, una vez más, significado. Estos tres talentos, que se hacen llamar los Hermanos Vázquez Sounds, sobre todo el de la niña Ángela (Angie), de apenas diez años de edad, hicieron un buen videoclip, lo subieron a YouTube y de pronto se encontraron con la fama, las invitaciones, el asombro y la maledicencia. Ésta última representada en los comentarios de los “artistas” y de los “críticos” de que se trata de “playback”, de música trucada, de imitación.
La verdad es que el videoclip de Rolling in the Deep ha dado la vuelta al mundo, por tres razones: porque está bien hecho; porque está muy bien cantado por la niña y porque es sencillo. Es buena moneda; la mala, la de los dizque cantantes (hombres y mujeres) que son puramente publicidad, no aparece por aquí. Ha asombrado a muchos que se imaginan detrás de estos chicos una preparación exhaustiva, un coqueteo prematuro con la fama. De inmediato las entrevistas dejaron en claro que los niños tienen muy claro que les gusta la música, que a lo mejor se hacen músicos profesionales, pero que por lo pronto tienen que terminar la secundaria y la primaria. Sus padres también lo han dicho. La música y el deporte son buenos para los menores porque no les dejan tiempo de ocio y les acercan a la cultura.
Sorprendente en un país de estrellas adelantadas, de vedetes hechas en horno de microondas, de niños prodigio que solamente saben imitar como loros. Y también sorprendente en un contexto en el que los valores económicos se han superpuesto con claridad a los valores propios de la estética, el arte, el conocimiento. Ya empiezan a ser copados por el star system. Ya les empiezan a llover contratos. Ojalá no se los coman. Sería otra más de las decepciones de moneda buena que se convierte en morralla
Publicado en Revista Siempre!