Alarma silenciosa

tala-arbolesMientras en los medios se debaten temas realmente irrelevantes para el futuro de México, quedan de lado, silenciados, asuntos fundamentales como la catástrofe ambiental que se aproxima en el país. Según ha publicado el portal contralinea.com.mx, lo que está en riesgo es, ni más ni menos, la seguridad nacional.

En un reporte hecho público el pasado 4 de octubre y cuya base es la Agenda Nacional de Riesgos (AGR), la investigadora Érika Ramírez hace claro que la contaminación del aire, la tala inmoderada y la sobreexplotación de los recursos naturales vulnera la seguridad nacional.

Por contaminación del aire —sobre todo en la Ciudad de México, pero también en las grandes áreas urbanas como Guadalajara, Monterrey o Puebla— hay 15 mil muertos al año, y 28 millones de personas se encuentran en un grado de vulnerabilidad extremo. Además, México, uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, ha perdido ya 63 por ciento sus selvas.

¿Quién tiene la culpa? La investigación señala como principal culpable a la “incapacidad de las autoridades” que “profundiza la catástrofe”. Aunado a esa incapacidad (acaso dos caras de la misma moneda) la Agenda señala que la corrupción “en todos los niveles de gobierno, ha provocado el incremento de los delitos ambientales y el fracaso de los programas que deberían atender la precaria situación de los ecosistemas del país”.

La Plataforma de Datos Abiertos para el Cambio Climático añade cifras al panorama de las afectaciones: en México se registran 319 municipios como los más vulnerables del país; la región más dañada es la del Norte, con 111 municipios: 15 en Chihuahua; 38 en Coahuila; 39 en Durango, y 19 en San Luis Potosí. El total de la población vulnerable por el cambio climático, según esta misma plataforma oficial, asciende a 28,393,577 mexicanos en todo el territorio nacional. La AGR agrega que 62 por ciento de la superficie nacional de “áreas protegidas no cuenta con programas de administración, lo que propicia un aumento en su degradación”.

O sea, el diluvio. Pero: ¿a quién le importa? Los medios comerciales están para otro rollo.

Publicado en Siempre!