Varios matrimonios están tomando parte activa en las exposiciones y deliberaciones del Sínodo dedicado a la Familia. Se cuentan entre los auditores y exponen ante la Asamblea de cardenales, obispos, sacerdotes y expertos sus experiencias concretas de pareja, padres o abuelos.
Aprender a comunicarse
Así hicieron el pasado 5 de octubre los cónyuges mexicanos Gertrudis Clara Rubio de Galindo y Andrés Salvador Galindo López, Secretarios Ejecutivos de la Comisión Episcopal para la Familia de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) para la zona de México-Centroamérica.
Los esposos Galindo Rubio, que están casados desde hace 45 años y tienen dos hijos y cuatro nietos, recordaron que sus primeros años fueron difíciles, sobre todo debido a los problemas económicos que encontraron y que incluso algunos familiares les aconsejaron separarse por ese motivo.
”A pesar de la insistencia para que diéramos ese paso, Andrés y yo –afirmó la esposa– decidimos luchar contra el desequilibrio que había provocado aquel suceso y sacar adelante nuestro matrimonio y a la familia que empezábamos a formar, aunque esta decisión fue sin tener una conciencia clara de lo que significaba el sacramento del matrimonio”.
Poco tiempo después, “gracias a Dios”, dijo Gertrudis Clara Rubio de Galindo ante los padres sinodales, tuvieron la oportunidad de vivir una experiencia de relación en el Encuentro Matrimonial Católico, “en donde aprendimos a comunicarnos, a saber perdonar, pero sobre todo a conocer cual era el plan de Dios para nosotros como matrimonio y como familia. Y así seguimos luchando por nuestra relación, pero ahora con un poco mas de conciencia de acuerdo al plan de Dios”.
Pastores enamorados de Dios
Años después, en otra época de dificultades económicas, después de visitar la basílica de Guadalupe, decidieron colaborar con la Pastoral Familiar de su diócesis.
La decisión les llevó a dar su aportación en diversos lugares de Centroamérica, donde a lo largo de los años han constado que ”los grandes problemas por lo que pasan las familias son provocados por factores sociales, culturales, políticos, educativos, económicos y religiosos y el matrimonio y la familia, se ven debilitados y frágiles, y su propia fuerza necesita ser rescatada a través de la formación y enseñanza de su identidad y misión”.
Para ello, concluyó Rubio de Galindo, la pastoral de la familia, requiere en este tercer milenio, ”pastores enamorados del proyecto de Dios” que acompañen y formen a las familias para que descubran y vivan ”su identidad y su misión”.
(Con información del VIS)
Publicado en Aleteia