El apagón analógico que vivirá, en su etapa final, nuestro país ocurre en un año (2015) que el propio Instituto Nacional Electoral ha calificado como el de las elecciones más competidas de la historia.
Miles se quedarían sin ver la enésima repetición del Chavo del 8 o de la telenovela de rigor, que ampara las noches de la “gran familia mexicana”. ¿Se quedarían? Sí, porque no contaban con la astucia del gobierno federal.
Este año electoral, difícil, donde se juega la mayoría en el Congreso y, por supuesto, el soporte que tiene el gobierno federal para seguir “moviendo a México”, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, junto con la Secretaría de Desarrollo Social van a colocar casi 14 millones de televisores digitales HD de 24 pulgadas en las zonas más vulnerables del país.
Ya se entregaron tres millones y van por más. Pero, un momento: ¿ese cambio multimillonario de lo analógico a lo digital, traerá alimento a los 28 millones de mexicanos que hoy se levantaron sin saber si podrán comer una sola vez este día? A lo mejor algunos piensan que viendo muchos anuncios de Bimbo los que padecen “inseguridad alimentaria” van a llenar sus estómagos.
Por supuesto —sería ingenuo dudarlo— el trasfondo de la repartición de televisores digitales es una estrategia política implementada por el gobierno del PRI. Por supuesto que lo mismo haría el PAN o el PRD, de tener el poder en tiempos del apagón analógico. Lo que distingue a los priistas es su enorme capacidad de darle la vuelta a la tortilla —los otros son bastantes burdos— y hacernos creer que por ahí va el progreso.
Entiendo que la TV digital va a incorporar posibilidades de conexión de Internet que ni por asomo estaban en la TV analógica. Pero el problema es, como siempre, la lógica de uso impuesta por el medio comercial en el público (convertido en simple consumidor). Es rarísimo que alguien utilice la TV como pantalla de computadora. Mucho menos en los ámbitos donde el futbol, la telenovela y el programa de albures son sinónimos de “ver tele”.
El hambre seguirá, agravada por los comerciales, y el encono social que padecemos podría ahondarse. Pero en estos momentos lo que cuentan son los votos.
Publicado en Revista Siempre!