Amenaza y mordaza

Los periodistas latinoamericanos siguen bajo presión y fuego graneado. Al narcotráfico y sus sicarios, le viene aparejada la poca estima de que gozan entre algunos gobernantes del centro y del sur del Continente. Hugo Chávez, como en tantas otras cosas, ha mantenido el liderazgo y mostrado el camino. Desde 2002, cuando el intento de golpe de Estado en su contra, tiene entre ceja y ceja a los medios no oficialistas. Los acusa, como en los viejos tiempos del estalinismo, de hacerle el juego al enemigo. Es decir, a Estados Unidos.

El émulo de Chávez, poco más al sur, en Ecuador, Rafael Correa, ha ido poco a poco reduciendo la capacidad de expresión de periódicos como El Universo o El Comercio. Con acciones legales, usando el aparato de la justicia, Correa ha logrado ir cerrando capítulos contrarios a sus métodos de poder, y controlando la opinión pública. Una nueva ley en Ecuador impide a los periodistas emitir su opinión (favorable o desfavorable) sobre los candidatos a puestos de elección popular…

Algo similar sucede en Argentina, donde la prensa independiente vive tiempos complicados, empezando con la intervención gubernamental de una empresa de televisión por cable del grupo Clarín. A este último periódico, histórico en Argentina, los observadores le dan pocos años de vida. Parece claro que el gobierno de la señora Fernández va con todo en contra de una de las cabeceras más representativas del cono sur. Como en los buenos años del pri, en Argentina podría darse el agotamiento de diarios como Clarín por el control gubernamental del papel. pipsa, en México, jugaba un rol decisivo en “moldear” a la prensa: si dices lo que no quiero no hay papel (o te lo doy carísimo); si dices lo que quiero, es barato y abundante (o te lo regalo).

Dos grandes de América Latina tienen elecciones en 2012: México y Venezuela. En nuestro país, salvo por el asunto de la violencia de la guerra contra el narcotráfico, la prensa tiene un margen de maniobra decente. Pero en Venezuela… La probadita de lo que puede venir si Chávez vence la batalla contra el cáncer se dio hace un mes con la amenaza de confiscarle una sede en un barrio de Caracas al periódico El Nacional. Chávez no se anda por las ramas. Ha sido quien le ha puesto el cascabel al gato desde más de una década. No le gusta que nadie quiera lo que él no quiere. Y si hay que cerrar, cierra.

En resumen, gobiernos electos democráticamente, o al menos con métodos que asemejan al ejercicio de la democracia, urnas, votos, consejos electorales, etcétera, se están volviendo drásticamente antidemocráticos al limitar el libre ejercicio periodístico. Podría ser una “aportación” más a la política desde el nuevo Continente: que la democracia sirva para limitar la libertad esencial de la democracia. Monarquías como ropajes de repúblicas. Pero: ¿no habíamos visto eso ya en México?

Publicado en Revista Siempre!