El sacerdote y monje benedictino Anselm Grün, quien escribe y reside en el Monasterio de Münsterschwarzach, se ha vuelto mundialmente reconocido por sus múltiples escritos sobre espiritualidad, estilo de vida monástico y, lo que él llama, el ABC del Arte de Vivir. Pequeños libritos más que de bolsillo trasero, para llevarlos en el de la camisa. O, mejor, en el del alma.
Quiero referirme hoy, tiempo fuerte de Cuaresma, en el que atravesamos el desierto de nuestras dudas, que estamos metidos entre las piedras del desasosiego y la desesperanza, a La dicha de la serenidad (San Pablo, 2008). ¡Qué falta nos hace la serenidad, esa «libertad interior» que no depende de nadie más que de nosotros y de la entrega a Dios de las preocupaciones que amenazan con aventarnos al abismo triste de la derrota.
Sin que el padre Grün lo indique de esa manera, he decidido realizar un “Decálogo de la serenidad” con sus ideas. Helo aquí:
1.Serenidad es una tarea interna
2.Serenidad es evitar que las pasiones nos dominen
3.Serenidad es decir, «tengo miedo, pero no soy mi miedo»
4.Serenidad es liberarse del «ego»
5.Serenidad es morir a la vieja identidad de lo que «tengo» por lo que «soy»
6.Serenidad es tener tiempo para dar tiempo
7.Serenidad es regresar al centro
8.Serenidad es tener raíces sanas, descansar en nosotros mismos
9.Serenidad es enfrentar lo que nos toca, con libertad interior
10.Serenidad es dejar a las cosas ser por sí mismas
Desde luego, no es un decálogo exhaustivo. Pero invita a vivir a plenitud. Como Dios quiere que pasemos la vida. Finalmente, «cada día tiene su propio afán».