Tercera cadena

Acaba de salir una iniciativa de consulta pública por parte de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) en relación a los nuevos canales de televisión digital. Traducido al lenguaje común, se abre la posibilidad de una tercera cadena que le viniese a hacer sombra a Televisa y a tv Azteca.

La Cofetel quiere escuchar a los interesados, quiere armar un proyecto que derive en una tercera cadena de televisión abierta, para que la entrega del espectro y su explotación tenga tintes de democracia.

La primera etapa de la consulta está a punto de concluir (el 22 de noviembre es el último día para que los participantes entreguen su disposición a participar). La segunda etapa finaliza el 7 de diciembre. Los que se registraron, tendrán hasta ese día para responder a las preguntas planteadas durante la consulta.

¿Será consulta de verdad, o se trata, una vez más de “rounds de sombra” como han sido todos los sondeos sobre comunicación pública de que tengo memoria? Ya no es posible confiar en que haya rectitud de intenciones en el gobierno federal. La historia de estas consultas avala la conseja popular: se trata de darle atole con el dedo a “los intelectuales”. En el fondo, los grupos de poder económico se encuentran ya en etapa decisiva. Y son ellos los que tienen el destino de la tercera cadena en sus manos.

En la nota en la que se da cuenta del anuncio, dice que “la Cofetel aclaró que aunque en los resultados de este proceso no tendrán un carácter vinculante para esta autoridad, la información recopilada le servirá para normar el criterio de este regulador en la toma de decisiones que se adopten para la licitación” (El Universal, 14 de noviembre de 2011). En lenguaje menos rebuscado: lo que digan está bien, pero no va a servir de mucho.

Como dice en la hoja de registro, las posibilidades de la televisión digital dan cabida a una tercera cadena. La Cofetel informa, al guapo que quiera tirarse al ruedo, que “un grupo de interés” tiene 234 concesiones y el otro apenas 180 concesiones, con sus respectivos “afiliados”.

Entre Televisa y Azteca jalan 95 por ciento de las concesiones que hay en México. No es necesario ser profeta para saber por dónde van a ir las decisiones y los jugadores de la tercera cadena. La obstaculización que han hecho de Telmex (que no creo que cambiara nada de la programación que recibe el público si entra) en jugadas anteriores, señala que, en lo esencial, van agarraditas de la mano. Y lo esencial es no perder el pastel completo.

Y a todo esto: ¿no se podría pensar en una tercera cadena de televisión que fuese pública?

Publicado en Revista Siempre!