Risillas

Entiendo que se trata de mercadotecnia; pero el otro día, al recorrer una avenida principal de mi ciudad, me asaltó la pregunta: ¿de qué tanto se ríen las candidatas y los candidatos a puestos de elección popular en los anuncios espectaculares del 5 de julio?

La situación del país, afectado por la crisis económica, por la crisis de la influenza y por la crisis de seguridad, no está como para reírse. Haciendo a un lado la técnica publicitaria, sería bueno que, de una vez por todas, los candidatos vieran con honestidad, profundidad y preparación el puesto por el que están compitiendo.

Diputado federal, diputado local, presidente municipal o gobernador, lo que México necesita hoy no son rostros retocados en un cartel, o eslóganes ingeniosos en la radio o la TV, sino personas bien preparadas —hombres y mujeres— que tengan como única misión la de servir a la sociedad. Servir a la sociedad: así de simple.

Y se sirve bien cuando se quiere y se puede servir; esto es, cuando se tiene competencia profesional y amor por los demás. En el panorama de las sonrisas que soportamos estos meses, no hay una indicación de cambio. Hay, sí, indicación de continuidad: la política al servicio de los intereses del Partido, del líder, de otro político, de mi grupo. Y México no aguanta más. La balacera del pasado fin de semana en Acapulco, o la noticia del millón de desempleados adicionales a los que ya teníamos durante este 2009, son apenas dos señales (de entre cientos que hay flotando en el ambiente) del panorama que tiene que enfrentar –por ejemplo—el nuevo Congreso Federal.

Una situación así no se supera con risitas veladas, con medias sonrisas, con carcajadas maquilladas. Se supera con responsabilidad. No creo en el voto «por nadie» que se está promoviendo. Es un voto de coraje y el coraje no construye ciudadanía.  Creo –sí— en el voto, pero a condición de que le siga un compromiso del votante por «marcar» al político, por exigirle que cumpla con su palabra. Al fin y al cabo, él es el que tiene que «mandar obedeciendo». Y eso es algo muy serio.