Lo de Monterrey ha sido ya no un timbre de alarma sino el total ulular de las sirenas que anuncian la llegada del terrorismo. Sin fines ideológicos. Un terrorismo difuso, confuso, brutal. Va dirigido a causas diferentes del poder. Va dirigido al mal absoluto que es el desprecio por la vida.
Así como hay «precursores» de las drogas de diseño, también hay «precursores» del terrorismo. Continuar leyendo