La incidencia de catástrofes nos ha acercado al tema de la muerte. Y con ello, al asunto más relevante de nuestra vida: el Juicio Final. ¿A dónde iremos al morir? Es costumbre escuchar en misas funerales, en los velorios, que se le dice a los deudos: “ya está con Dios”; “ya descansa en el cielo”; “ya goza de la visión beatífica”; “ella (o él) está mejor que nosotros”, etcétera. Cada uno tiene la fórmula para salir del paso. En el fondo, queremos creer que la Misericordia de Dios suple siempre a su Justicia. Continuar leyendo