En periodismo se ha inventado el término “revistas del corazón” para englobar aquellas publicaciones que hablan de tórridos romances de las estrellas de la farándula; caídas estrepitosas de monarcas; nacimientos de la “clase bonita” y, en general, todo tipo de cursilerías que le adosan al corazón del hombre, como si éste viviera para derretirse en melcocha y chismes del jet-set.
De esta avalancha no se ha salvado –antes lo contrario—Internet. Cada día recibimos un montón de “correos del corazón”, muchos de ellos con la advertencia de que si no los reenviamos en diez minutos nos va a partir un rayo, etcétera. Continuar leyendo