Ni soy teólogo ni aprendiz de teólogo. Dejó a otros la explicación del pecado. Soy periodista y pecador. Quizá como usted, que es… y pecador/a. Y me mueve la sospecha, no, la certeza de que me he quedado con una parte de la confesión bastante acomodaticia.
Voy al confesionario –mientras más pretextos y justificaciones tenga para aplazar la visita, mejor— a descargar mi culpa. A veces es grande, a veces es fingida, a veces (muy pocas) es un sentimiento que me taladra el alma (pero no deja de ser un sentimiento). Continuar leyendo