Si yo le dijera a usted que a su niño menor de 12 años le diera un cigarro de marihuana o un vaso de alcohol para “quitárselo de encima”, seguramente me diría –y comprendo la razón— que o estoy loco o les estoy queriendo tomar el pelo.
Sin embargo, casi todos hemos visto cómo, en muchos hogares o en lugares públicos, los padres se desentienden de sus pequeños dejándoles usar –cuando no tenerla en propiedad— una tableta o uno de los llamados “teléfonos inteligentes”. Continuar leyendo