La Jornada Mundial de Ayuno y Oración por la Paz, convocada por Francisco para el viernes 23 de febrero, nos interpela, ese día y ojalá en adelante, a ser protagonistas de un mundo de paz.
Frente al panorama de guerra, violencia, tráfico de personas, drogas, armas, niños explotados, mujeres maltratadas, ancianos abandonados, hambre, terrorismo, persecución religiosa y deterioro ambiental, amenaza nuclear y calentamiento global, pareciera que la paz solo es posible si los políticos cambian. Continuar leyendo