Tal vez 2016 sea recordado, en los medios de comunicación, como el año de las paradojas. Lo que se anunciaba que se iba cumplir, no se cumplió. Y lo que se anunciaba como imposible, se volvió posible. La realidad, la tozuda realidad, se ha impuesto, finalmente, a las predicciones y propuestas de los grandes medios y de los gobiernos.
Por principio de cuentas está el ejercicio de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea: el “Brexit”. Nadie creía, mucho menos el primer ministro David Cameron, que fuera a triunfar el no a seguir unidos con Europa continental. Todo estaba preparado para seguir. Y de pronto el gozo se fue al pozo. No hubo una encuesta que le atinara al resultado del referéndum. Continuar leyendo
Alguien que sobrevive a más de 600 atentados en casi 60 años, un promedio de 10 por cada 365 días, no puede ser otra cosa que un astuto zorro de la política. Alguien que guardó por 10 años su estado de salud como secreto de Estado, es un camaleón inmenso. Y un comunista convencido que tras quitarse el uniforme verde olivo ejerció el poder real o moral envuelto en pants de la marca Adidas, santo y seña del capitalismo rampante, no es otra cosa que un actor consumado.
La muerte de Fidel Castro ha reavivado el debate sobre las dictaduras. De izquierda o de derecha. Es lo mismo. Una dictadura se caracteriza no por su signo ideológico, sino por la imposición de la idea única. Y por la disposición a descartar a quien no esté de acuerdo con esa idea.