¿Qué se puede decir de la fe en medio del naufragio generalizado de los referentes de valor? ¿Qué hay en el alma de un hombre avasallado por la propaganda política, por los anuncios comerciales, por el horror de la realidad noticiosa de cada noche?
De verdad: hay nostalgia de absoluto. Existe una sed de trascendencia que ninguna rebaja en Liverpool puede apagar; que ningún personaje elevado a estrella puede siquiera llenar a la cuarta parte. Existe avidez de la Palabra. De Dios. Continuar leyendo