Las elecciones del pasado domingo nos dejan un mensaje muy claro: el sistema tradicional de partidos políticos súper poderosos está en quiebra. Curiosamente son dos personajes sui generis los que lo pusieron así: “El Bronco” en Nuevo León y el chavo Pedro Kumamoto en el Distrito local número 10 en Zapopan, Jalisco.
El primero fue impulsado por el gran capital de Monterrey y por un periódico muy poderoso en el norte del país. El segundo hizo una campaña excepcional, con nulo presupuesto, sin partido, con jóvenes de Zapopan, redes sociales y un mensaje inobjetable: “Los muros sí caen”. Continuar leyendo