El gran Chesterton decía que las estadísticas son mentirosas. Que si su vecino se comía un pollo y él ninguno, el resultado daba a medio pollo por cabeza. Y, desde luego, nada explicaría el hambre del que se quedó sin pollo.
Los últimos dos meses ha habido una atracción brutal, por parte de los medios, en torno a las encuestas presidenciales. No hay mucho que añadir a los ríos de tinta que han corrido sobre este particularísimo movimiento electoral mexicano. Continuar leyendo
Los fieles laicos somos miembros a título pleno de la Iglesia. Nuestra vocación es distinta a la de sacerdotes y consagrados. Estamos llamados a participar en primera persona en la transformación del mundo según Cristo, viviendo nuestra identidad cristiana en medio del mundo.
Los candidatos y la candidata cerraron su participación oficial en lo que respecta a debates organizados por el IFE. Vienen dos semanas y ya. Se acabó la guerra electoral. Pero: ¿hubo guerra?
El tema de los universitarios indignados ha ocupado, últimamente, las primeras planas de los periódicos. Tras los sucesos en la Universidad Iberoamericana y las protestas en distintos sitios del DF y el país, denunciando la inequidad en los medios, los analistas han declarado que la «primavera mexicana» ha llegado. Esto en alusión a la «primavera árabe», que trajo como consecuencia principal la caída del régimen de Hosni Mubarak en Egipto, así como las revueltas en Túnez, Libia o Siria.
Tras el primer debate —hay que llamarle de alguna forma a ese desencuentro con las cámaras, con las ideas, con los electores— de los presidenciables, tengo por seguro una sola cosa: ganó el desconcierto. Dos grandes dudas, un golpeador socarrón y un ingeniero civil que se coló con la etiqueta de ciudadano, mediados por una señorita que se reía de todo: eso fue el “debate”.
Este domingo se realiza el primer debate entre los cuatro aspirantes a la presidencia de la República. Debatir significa confrontar ideas. ¿Qué se puede esperar de los candidatos? No mucho. El ambiente les pide que se guarden. Que no se expongan. Que ataquen al enemigo (Josefina y Andrés en contra de Enrique; Gabriel como testigo o invitado de piedra: no resta, quitará algo). 