La soledad en la que vive Donald Trump debe ser espantosa. Porque solamente alguien que vive como el patriarca de García Márquez puede conducirse tan irrespetuosamente no sólo frente a los derechos y la dignidad de los otros, sino en contra del propio puesto al que llegó y a sus reglas, las escritas y las no escritas.
El método comunicativo del bravucón es, justamente, el del que vive amurallado y con miedo. La amenaza, el uso de la fuerza, el imperativo y la (supuesta) venganza si no llegan los demás a alinearse a su juego. Es el bluf de las cartas. La mentira disfrazada de venganza. La debilidad estructural que no atina a ser digerida y, por lo tanto, se expulsa como poderío y autoridad sin contexto. Continuar leyendo