La brusca caída del crimen que ha experimentado Estados Unidos de 1972 —cuando la generación de los nacidos en la posguerra alcanzó lo que se llama “la edad criminal”— a 2010, tras “el efecto Obama”, ha sido explicada mediante diez razones por los especialistas y recogidas en un estudio del profesor estadounidense Alfred Blumstein. Según datos del fbi, de 1972, en que se cometían 8 homicidios y 200 robos por cada cien mil habitantes, se ha bajado a 4 homicidios y 125 robos por la misma proporción de habitantes en promedio al día.
La primera de las causas es, justamente, “el efecto Obama”, que hizo que muchos jóvenes negros quisieran seguir el derrotero de uno con sus características raciales que llegó a la primera magistratura de su país, dejando a un lado la posibilidad de ingresar en la delincuencia. El segundo, según los expertos, es la caída en el consumo del “crack” al endurecerse las penas en contra de los traficantes y difundirse los efectos perniciosos para la salud mental de los consumidores. Tercero (qué falta le hace a México) una mayor inteligencia policiaca; cuarto, el seguimiento de las cifras e índices de criminalidad (algo así como un monitoreo que permitió definir dónde actuar). En quinto lugar —es lo más endeble— la teoría de que la despenalización del aborto hizo dejar la delincuencia a muchas mujeres (lo que no ha podido ni mostrar ni demostrar nadie, pues se trata de dar muerte a una persona, y la violencia genera violencia).
En sexto lugar, que en los noventa había (y hay todavía) muchos criminales tras las rejas (sin celulares, por supuesto), lo cual les impide actuar como cabecillas de grupo. Séptimo (ojo, grandes ciudades como el df), la menor exposición de los niños al plomo de la gasolina derivado de la combustión de los automóviles (plomo que provoca deficiencia en la atención, hiperactividad y empuja a delinquir a los jóvenes). En octavo lugar, se explica la reducción de crimen por contracción de la tasa de la natalidad (los baby boomeres construyeron un “pico” en los setenta, mientras que la tasa decreció notoriamente en los noventa y en la primera década del siglo xxi).
Sin embargo, la novena y la décima causas que encontraron los expertos en Estados Unidos para explicar la disminución del crimen son interesantes desde el punto de vista de la comunicación. La novena es discutible: que los videojuegos mantienen fuera de las calles a los delincuentes, encerrados, matando virtualmente al enemigo. Cierto que la muerte virtual es mejor que el asesinato “en vivo” pero, ¿no hay un aumento de la conducta violenta entre los practicantes de los videojuegos? Algunos expertos dicen que no hay relación directa. Es más, que en ellos se “calma” por así decir, la gana de salir y destruir a los demás. Y la décima cuestión es la que me parece muy interesante: que el aumento de las cámaras (de foto y video) en los teléfonos celulares ha armado a los ciudadanos con una herramienta de disuasión que muchos criminales temen más que a la policía. Casi hay ya una cámara por transeúnte, lo cual afecta, directamente, al delincuente, y puede convencerlo de que mil ojos lo espían.
Razones, todas, la mar de discutibles. Pero, lo que es indudable, es que los índices de robos y homicidios han descendido. Y nos tiene que poner en alerta, hoy mismo, cuando muchos en México dicen que ésta es una batalla perdida, que no tiene caso ni siquiera enfrentarla.
Publicado en Revista Siempre!