Alguna vez traté al maestro Pablo Latapí Sarre (1927-2009). Los últimos escritos suyos —Andante con brío y Finale prestissimo— me hicieron ver que su palabra, su idea sobre la educación, su hartazgo de los políticos, eran verdaderos. Murió con una amargura en el corazón: nunca, ningún gobierno federal ni estatal, desde los tiempos de Vasconcelos, ha tomado en serio, lo que se dice en serio, a la educación. Jamás se ha hecho en México una prioridad de la política educativa, que “no es una entre otras políticas públicas … [sino que es] pensar el país a largo plazo.”
La organización civil Mexicanos Primero acaba de sacar un documento esencial para llevar a cabo una política educativa que saque al país y a cada uno de los estados —Querétaro no es la excepción— del marasmo. Ahora es cuando se llama el trabajo y en él muestran las metas a seguir del 2012 al 2024. No muchos propósitos. Uno solo: elevar el porcentaje de los egresados de bachillerato. Sucede una cosa fantástica: que entre 97 y 99% de cada generación que puede ingresar a la escuela se inscribe en primaria. Esto es bonísimo (no obstante la calidad educativa del sistema público y privado mexicano), pero a este dato le sigue uno aterrador: solamente 23% de los inscritos en primaria egresa de bachillerato con un trayecto sin interrupciones. El resto se pierde entre primaria y secundaria, quizá en el primero de bachillerato. Cierto que la estancia en la escuela de niños y jóvenes mexicanos está mejorando, pero no significativamente. De seguir como vamos, la tendencia es que en 2024 esa cifra apenas haya crecido a 45%. Casi el doble que ahora, pero muy lejos de los estándares internacionales.
Querétaro enfrentará una trayectoria parecida si el gobierno actual y los que siguen (2015-2021 y 2021-2027) se tiran a la bartola y no hacen “un gran esfuerzo para asegurar que la mayoría de los niños que egresan de primaria, ingresen y se mantenga en la secundaria y en la educación media superior”, de acuerdo con el estudio mencionado anteriormente. De no hacerlo, del 99% de los niños que entraron a primaria este año, y del 93 o 92% que egrese de ella en 2018, 64% ingresará a secundaria, 57% a bachillerato y solamente 50% egresará del bachillerato en 2024.
Lo que propone Mexicanos Primero es crecer a, por lo menos, 85% de egresados del bachillerato que se haya inscrito en primaria. Eso nos colocaría, dentro de 12 años, en plano de competencia con el mundo. Y también que se educara a los niños y jóvenes en “competencias para la ciudadanía global”: no nada más saber leer y sumar, sino adquirir capacidades de razonamiento ético, uso de tecnología, comprensión histórica, solución pacífica de conflictos, trabajo en equipo, rechazo a la discriminación y un largo etcétera. Es absolutamente necesario que sea así: en el Estudio Internacional sobre Educación Cívica y Ciudadana, 62% de alumnos mexicanos de segundo de secundaria no respondieron adecuadamente a cuestiones ligadas con democracia, honestidad, no discriminación…
“Mientras no se exijan cuentas a los gobernantes, a los legisladores, a los secretarios de Educación (federal y estatales), a los directores de escuela y maestros o a los sindicatos, no se mejorará la educación”, dejó dicho el maestro Latapí Sarre. Pues bien, ahora es cuando debemos exigir a los que creen ser dueños de la educación. El 2024 ya ha comenzado.
Publicado en el periódico El Universal Querétaro