El sacerdote estadounidense Ed Broom (Oblato de la Virgen María, OVM), quien escribe regularmente una columna que publica el sitio web Catholic Exchange, ha tomado el tema de la muerte del mes de noviembre para guiar a los católicos hacia un tema central en la vida de oración: la preparación para una muerte santa.
En Diez maneras de prepararse para una muerte santa el padre Broom recuerda que “el momento más importante en nuestra vida es el mismo momento en que morimos” y que “esto determinará nuestro destino para toda la eternidad: o seremos salvos o condenados; o estaremos con Dios por toda la eternidad o estaremos perdidos por toda la eternidad”.
En la vida de la fe, el asunto no es menor. Y muy pocos se preparan para enfrentar la muerte y que ésta sea “santa y feliz”.
Vive cada día
Vive cada día de tu vida como si fuera el último; de hecho, podría serlo. Jesús nos advierte: “Él vendrá como un ladrón en la noche”. ¡Prepárate!
¡No al pecado, sí a Dios!
El pecado lleva a la tristeza, a la esclavitud y a la muerte. Renunciemos al pecado a toda costa y volvamos a Dios que da vida. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida”.
Haz lo que estás haciendo
Este es un concepto clave de los santos. Significa vivir el momento, el sacramento del presente, y siempre esforzarte por cumplir con tu deber y obligación con las mejores intenciones, es decir, ¡para el honor y la gloria de Dios!
¿Caíste? ¡Levántate de nuevo!
Si caes en pecado -lo que sucederá, porque todos somos pecadores-, entonces levántate de inmediato. Nunca pospongas tu conversión para mañana; prefiere pasar a tu conversión inmediatamente, ¡antes de que se ponga el sol!
Elige el amor
Apunta siempre a la más grande de todas las virtudes: el amor. Jesús claramente nos dice cuál es el más grande de todos los mandamientos y es un doble mandamiento: amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerza. Pero la segunda parte es amar intensamente a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
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