Entrevista con el presbítero Juan José Ángel Luna Erreguerena, superior general de los Misioneros de Guadalupe, en la que comenta acerca del instituto que preside, los retos de ser misionero y también las satisfacciones.
Una cuestión muy básica: ¿Qué es misionar?
«Dicho de manera muy simple es llevar el anunció del gran amor que Dios nos tiene, mostrar a los que no lo conocen a ese Dios que por amor se hizo hombre».
¿Hay una diferencia en los Misioneros de Guadalupe con otros institutos misioneros por el hecho de surgir del catolicismo mexicano que se cristalice en su modo de misionar?
«Yo diría que sí, sobre todo por el hecho guadalupano. La Virgen de Guadalupe es María de Nazaret que Dios envía a México y América para traernos un mensaje, la evangelización, hablándonos en nuestro propio lenguaje y revistiéndose en su imagen de símbolos culturales que al final dicen más que las palabras para los indígenas; su forma de misionar es acercándose con cariño a la gente en sus necesidades. Diez años después de haber sido derrotados, con la pérdida de su visión cultural, la Virgen viene con el evangelio y da esperanza. Todas estas actitudes de la Virgen de Guadalupe deben ser propias de un misionero de Guadalupe, de manera que nosotros, como sacerdotes seculares o como misioneros, tenemos las mismas características que otros en el mundo, pero en cuanto guadalupanos somos únicos del mundo».
¿Cómo están los Misioneros de Guadalupe en cuestión de vocaciones?
«En los últimos seis años tuvimos un periodo de disminución que en los últimos dos años revertimos; actualmente tenemos 96 muchachos en diferentes niveles. El problema de la vocación viene desde que Jesús vio las muchedumbres y dijo: ‘La mies es mucha y los operarios pocos’; pero nos dio la clave: ‘Recen, pidan al Dueño de la mies que envíe trabajadores’. A nosotros nos interesa que a los que Él envíe los podamos formar bien, que es un reto más complicado».
¿Cuáles son los pasos principales para ser misionero?
«Es fundamental encontrar a Jesucristo en la propia vida como respuesta a las propias preguntas; Jesús como camino verdad y vida. Es importante también ponerse a la escucha del Señor que nos llama.
«Además de este encuentro personal y en Iglesia, es importante estar atento a las necesidades de la sociedad que nos rodea; esa sensibilidad puede llevar a alguien a escuchar la voz del Señor, que dice: ‘Yo quiero que tú me hagas presente delante de los hermanos que no me conocen’».
¿Un laico puede ser misionero?
«Todos, por el hecho de ser bautizados, tenemos un llamado a la misión; en este contexto nosotros aceptamos laicos que estén dispuestos a anunciar a Cristo, los preparamos por un año y generalmente cumplen su apostolado por cuatro años. Actualmente están en Mozambique, Kenia y Perú».
Nos podría narrar algún acontecimiento donde los misioneros de Guadalupe se hayan sentido con una especial satisfacción por llevar el Evangelio
«Voy a contar una experiencia personal: en Angola se nos pidió atender el seminario para preparar clero nativo. En 21 años dejamos 160 sacerdotes angoleños y 40 próximos a ordenarse. Una de las tareas del instituto es formar agentes de misión que a su vez impregnen sus ambientes».