Santos de pantalón corto

Las vidas de santo Domingo Savio, la beata Laura Vicuña y los pastorcitos de Fátima muestran que todos podemos ser santos desde el bautismo y que ni la niñez ni la adolescencia son etapas menores de la vida.

Javier Paredes nos ofrece un libro en el que llevaba pensando mucho tiempo y que, por fin, tenemos la suerte de poder leer. Santos confesores menores de quince años sólo hay cuatro canonizados o beatificados por la Iglesia. Otras causas están abiertas y, probablemente, pronto se incorporen más niños y adolescentes al gran santoral cristiano. Santos mártires hay muchos más, empezando por los Inocentes que mandó asesinar Herodes.

En un extenso y pedagógico prólogo, Manuel de Santiago y González explica las dificultades, de orden psicológico y jurídico con que toparon las causas de canonización de los niños a lo largo de la historia. Pero cada vez se fue comprendiendo mejor que la santidad es un don de Dios aceptado por el hombre y que, las virtudes heroicas las podía vivir cualquiera con uso de razón aunque su vida fuera muy corta.

Basta leer los tres modelos que Javier Paredes nos propone para caer en la cuenta de la intensidad de vida cristiana de que son capaces algunos niños y adolescentes. También es ése el motivo de que, si no tenemos telarañas en los ojos, admiremos aún más la gracia de Dios.

En el libro se exponen, con mucha gracia narrativa, las vidas de santo Domingo Savio, de la beata Laura Vicuña y de los pastorcitos de Fátima. No son vidas extensas. El autor ha sabido captar lo esencial de la santidad de esos niños y lo relata con enorme acierto. Por eso el libro, que conmueve a los adultos, también es muy recomendable para los adolescentes.

Todos descubrimos en estas páginas dos cosas muy importantes. Por un lado, la real posibilidad de la santidad, que nos es ofrecida por Dios desde el bautismo y que puede florecer desde el uso de razón. Pero, negativamente, nos ayuda a caer en la cuenta de que ni la niñez ni la adolescencia son etapas menores de la vida, en las que se pueda tolerar la frivolidad, la tristeza o el desencanto.

 Necesitamos modelos en los que mirarnos y a los que admirar y los mejores son los santos. Contrariamente a lo que algunos piensan, éstos no aparecen como seres extraños lejanos a nuestra experiencia, sino que descubrimos en ellos la realización de lo que buscamos.

En este punto, no es pequeño el acierto del autor a la hora de relatar las vidas, mostrando la armonía entre la naturaleza y la gracia. Son santos pero no dejaron nunca de ser niños. Por esto nos parece un libro muy recomendable para todos los públicos, pero muy especialmente para que lo puedan leer los niños a partir de los doce años.

Paredes, Javier, Santos de pantalón corto, Homolegens, Madrid, 2008, 158 páginas
Con información de ForumLibertas.com  y editorial Homolegens.