Hay muertes estúpidas, pero morir por tomarte un selfie o autorretrato “perfecto” es, quizá, la más estúpida manera de despedirse de este mundo.
Con el respeto que merece toda pérdida humana, los datos indican que en los últimos siete años (hasta principios de 2018) han fallecido 259 personas tratando de tomarse el autorretrato más ingenioso, más arriesgado, más original o, simplemente, el que más “likes” debería haber llegado a tener. Continuar leyendo
El término “fake news” o “noticias falsas” se ha vuelto viral, justamente porque éstas se han vuelto virales. Con ocasión de los terremotos de septiembre, las redes sociales y los medios tradicionales de comunicación, estuvieron inundados de noticias piratas. Gente de mala voluntad, gente que aprovecha la incapacidad de discernimiento que exhibimos los mexicanos, gente que busca raja política del infortunio… Lo cierto es que ahí están. Y demeritan al verdadero trabajo informativo.
Los “milenials” tomaron la batuta de la acción tras el terremoto del 19 de septiembre. Y de paso, también del 7 de septiembre. Y es que los “milenials” tienen en su mano las redes sociales. Lo cual fue aprovechado por muchos para hacer campaña de desprestigio a todo lo que sonara a pasado. Está bien. Perfectamente correcto. El pasado, sobre todo el pasado político de México, tiene que ser corregido. Posee una cantidad de grietas inmensas. Sobre todo, las grietas de la corrupción, del autoritarismo, de la impunidad y de la politización de todo lo que sucede en nuestra Patria.
Las redes sociales están ganando terreno a los medios convencionales para obtener noticias por parte de las personas, ya no importando tanto la edad, la escolaridad, la raza o, incluso, la posición socioeconómica de los usuarios.
Emily Esfahani Smith es editora del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford y escribió el libro The Power of Meaning: Finding Fulfillment in a World Obsessed With Happiness (El Poder del Sentido: Encontrar la Realización en un Mundo Obsesionado con la Felicidad) en el que habla, entre otras cuestiones, del ansia que han atraído los triunfadores de las redes sociales, a los jóvenes universitarios de nuestros días.
El acoso u hostigamiento online es ya un modo de vivir de miles de adultos en Estados Unidos. El Centro de Investigaciones Pew (PRC, por sus siglas en inglés) descubrió esto en un nuevo estudio. La mayoría de los estadounidenses dicen que este tipo de acoso “es un problema importante”, y muchos piensan que las compañías proveedoras de servicios de Internet, las de redes sociales y las autoridades federales, deberían aplicar la ley para reducir el abuso online.
Antaño, el activista social tomaba una pala y un pico y se ponía a excavar un drenaje para aliviar un poco la injusticia social reinante en su entorno. Hogaño, el activista social toma su teléfono celular, y con él en ristre, “denuncia” la injusticia.
Desde hace años he venido insistiendo que la violencia pública comienza con el mal uso del lenguaje. Hoy asistimos a una feria de insultos en las redes sociales. Y a la intensificación del bullying, del sexting, del troleo, de las “fake news” (noticias falsas). ¿Hay una forma de contrarrestar esta andanada?