Esta semana, la Federación Nacional de Periodistas de Brasil, FENAJ, pidió al ministro de la Secretaría de Derechos Humanos, Pepe Vargas, la inmediata creación del Observatorio de la Violencia.
La propuesta fue la principal reivindicación que fue aprobada por el Grupo de Trabajo (GT Comunicadores), creado en el ámbito del Consejo Nacional de Derechos Humanos para discutir la violencia contra periodistas y comunicadores, que concluyó sus trabajos en 2014. Continuar leyendo
En México, cuando toda posibilidad de horror parecía haber sido rebasada por las bandas del crimen organizado, surge el asesinato del pequeño Christopher Raymundo Márquez Alvarado, de 6 años de edad.
La Unidad de Investigación del Centro Católico Multimedial (CCM) de México, ha emitido un reporte parcial de los homicidios contra sacerdotes perpetrados en este país a partir de 1 de diciembre de 2012, cuando tomó posesión el nuevo presidente Enrique Peña Nieto
El cuerpo sin vida del padre Francisco Javier Gutiérrez Díaz, de la Confraternidad de los Operarios del Reino de Cristo (CORC), fue encontrado el martes por la noche con impactos de bala en la cabeza, abandonado por sus agresores a la vera de un camino de terracería cercano a los poblados de Ojo de Agua de Ballesteros y San Nicolás de la Condesa, en el término municipal de Salvatierra, en el Estado de Guanajuato (en el centro de México).
Mi madre solía decir que cuando uno estaba confuso “traía un margallate en la cabeza”. Ignoro si la palabra exista. Seguramente no. Pero da a entender lo que quiere decir: un enredo.
Antes de ir a sus ejercicios espirituales de Cuaresma, el Papa Francisco escribió un correo electrónico privado en el que le decía a un antiguo colaborador y amigo suyo de Buenos Aires, cabeza del colectivo “La Alameda”, que tras hablar con obispos mexicanos sobre el tema del narcotráfico, temía que en Argentina se produjera una “mexicanización”.
“Iremos a lugares en donde el Estado no entra” es la consigna de un ambicioso plan que ha lanzado la arquidiócesis de Acapulco, a cuyo frente se encuentra monseñor Carlos Garfias Merlos.
El pasado 4 de diciembre, en un acto realizado en Guerrero, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, pidió, quizá con la mejor intención del mundo, a los habitantes de esa sufrida entidad que “superaran” la situación de dolor e incertidumbre que pasan, sobre todo por lo de los 43 normalistas “desaparecidos”. También, que vieran con esperanza el futuro.
Para los mexicanos, todas las explicaciones que den las autoridades sobre el caso de los normalistas asesinados en Iguala van a ser nulas. La razón es muy sencilla: desde 2006 las “desapariciones forzadas” no existen en el país. Por lo que se quiera: la guerra de Calderón en contra del narco que sacó a los militares de sus cuarteles y los puso en la calle; la estrategia de atacar por células al crimen organizado de Peña Nieto; la evidente infiltración del narco en la política y en las policías locales… Lo cierto es que el nivel de impunidad con que se manejan los cuerpos del orden en el territorio nacional hace que toda explicación, incluso de buena voluntad, sea una piedra que se lanza al abismo.