Uso el diminutivo de hermano porque así suele saludarme el grande pensador y cuate de un servidor, Carlos Díaz. Una vez escribió el prólogo para un libro mío y dijo una frase maravillosa: yo quiero lo que Jaime quiere. ¿Hay mayor fortuna de una amistad que se expresa tan alto? ¿Hay mayor compromiso?
Cuando Carlos me anunció que podía venir a Querétaro, en medio del trajín interoceánico que se cargan él y Mary Juli, su esposa, acepté de inmediato. Continuar leyendo