Quizá ya había reflexionado usted sobre la figura femenina de la Iglesia. La instituye Cristo en la cruz. Se la deja, in extremis, a san Juan Evangelista. Es su propia mamá. Dolorosa, pero enhiesta. Bajo la cruz, llorando el asesinato del Amor, pero humanísima, celebrando ya la libertad de los redimidos por su preciosa Sangre.
El Papa Francisco acaba de volver sobre este tema. La Iglesia –dijo—es mujer. Se le dice “la Iglesia”, no “el” Iglesia. ¿Se trata, solamente, de un artículo determinado femenino singular, contra uno igual pero masculino? Continuar leyendo