Con su acostumbrado taladro contra la mundanidad cristiana, el Papa Francisco instituyó este 33º Domingo del tiempo ordinario la Jornada Mundial de los Pobres. Su mensaje comienza (sin la menor señal de anestesia) citando una frase del discípulo amado: «Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras» (1 Jn 3,18).
El refranero popular, tan lleno de sabiduría, recogió el consejo y lo solventó subrayando que “obras son amores y no buenas razones”. Continuar leyendo