Los mexicanos vivimos con el Jesús en la boca. Ya por el terrorismo vivido en Michoacán o por la venalidad vivida en Veracruz; ya por la inseguridad de las fronteras o por el “holocausto” de los migrantes centroamericanos, todo el tiempo estamos mirando de reojo los noticiarios, para saber a qué atenernos el día de mañana.
No agrega nada la pretendida reforma hacendaria. Lejos estoy de ser un especialista en el tema. Pero poseo el suficiente sentido común como para asegurar que atenta contra la precaria estabilidad de los mexicanos una aparente reforma (si llega a miscelánea démonos por bien servidos) que invita al recelo. Continuar leyendo