Hay dos maneras de perseguir a los cristianos: una es matándolos, otra es no dejándolos vivir su fe (que es otra forma de muerte).
Nuestro mundo asiste absorto, obnubilado, cariacontecido y con el corazón roto a una persecución brutal del cristianismo en Medio Oriente, en África, en Asia. Hay lugares en donde los jefes religiosos han prohibido partir por medio un jitomate, ¡porque aparece una cruz! Continuar leyendo