El terrorismo ha desatado una fiebre mundial de horror al extraño, al diferente, lleve o no lleve burka, traiga o no traiga túnica. Es el extraño por sí mismo. Lejos de la esfera política —que es la verdadera llama del terrorismo, no la religiosa, como muchos quieren hacernos pensar— los terroristas de todo tipo lo que en verdad derrumban (aunque no sea directamente su objetivo) es la convivencia humana. Continuar leyendo