Uso el título remedando un capítulo de Confesiones de un Pequeño Filósofo del español Azorín. En él hace un resumen de su infancia provinciana y condensa, en tres frases, en tres cofrecillos guardados con celo, la mentalidad de los mayores de su pueblo: “¡Es ya tarde!”, “¡Qué le vamos a hacer!” y “Ahora se tenía que morir!”
Cuando mi nieta Valentina crezca y tenga la edad de hacer recuerdos (apenas cumple un mes de nacida), ¿cuáles serán sus tres cofrecillos donde guardará la memoria de lo que decimos hoy los mayores? Continuar leyendo