Anunciada desde enero de 2015, la serie de Disney Junior, Elena of Avalor (Elena de Avalor) no pudo llegar en mejor hora para la comunidad latina (o hispana) de Estados Unidos, y en peor hora para las aspiraciones presidenciales de Donald J. Trump.
Elena de Avalor es lo que en el lenguaje televisivo se llama un spin-off de la serie Sofia the First (Princesa Sofía, en España y La Princesita Sofía, en Latinoamérica), una serie de televisión de animación por ordenador en 3D con las Princesas Disney, que se estrenó oficialmente con su primer episodio de media hora el 11 de Enero, 2013. Continuar leyendo
Hay un drama de comunicación que no se propone en la masa de producciones de los medios en México. Centroamérica, más aún el llamado “Triángulo Norte” de esta porción del Continente Americano que comprende a Guatemala, Honduras y El Salvador ha llegado en los pasados dos años a lograr un récord nada envidiable: llegar al techo histórico de refugiados.
Desde hace mucho tiempo política y democracia dejaron de ser palabras respetables. La política ha pasado a ser “la única profesión para la que no es necesaria la preparación”, en palabras de Robert Louis Stevenson. Por su parte, la democracia ya no es más el sistema que asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de manera pacífica, sino un proceso amañado, engañoso, basado exclusivamente en ganar las elecciones, y en el que según John Kenneth Galbraith solamente se dirime “la capacidad que tiene el pueblo de elegir lo menos malo de lo malo”.
Sí, es posible. El pasado 4 de mayo tuvo lugar una declaración conjunta sobre la libertad de expresión y el combate al extremismo violento que resulta trascendental para naciones como México, en donde muchas ocasiones se tergiversa la lucha contra la violencia olvidando los derechos humanos.
México acumula cinco años consecutivos catalogado como “país no libre” en materia de libertad de prensa. La ONG internacional Freedom House así lo ha dicho en su informe sobre 2015 recientemente presentado en nuestro país.
El pasado sábado 23 de abril Fernando del Paso recibió el Premio Cervantes. Es el sexto mexicano en ser honrado con este galardón. El autor de Palinuro de México —durante su discurso— tronó en contra de la situación del país. Y bordando en torno a la vergüenza que le da hablar mal de México en un lugar del extranjero, terminó diciendo que más vergüenza le hubiera dado callarse y no decir nada.
Pocos años antes de morir, el filósofo inglés Karl R. Popper escribió un texto furioso en contra la incapacidad del Estado, de la sociedad y de los padres de familia por controlar el influjo de la televisión en las nuevas generaciones. Popper —a quien nadie podría acusar de “conservador”— veía la pequeña pantalla (y eso que no había celulares ni Internet) como una amenaza directa a la democracia, a la ciudadanía y a la paz. Implícitamente, una amenaza a la familia.
Por una u otra razón no había podido leer la novela El Fin de la Esperanza, de Rafael Bernal. Fue entregada por los libreros mexicanos el 12 de noviembre pasado, cuando se conmemora el Día Nacional del Libro, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Sor Juana.
Como otros grandes escritores húngaros del siglo XX —pienso en Sándor Márai, Péter Esterházy, Dezsö Kosztolányi o László Földényi— el tema del totalitarismo está presente en la obra completa de Imre Kertész, fallecido el pasado 31 de marzo de 2016, a los 86 años de edad, en la ciudad que lo vio nacer en 1929: Budapest.
He vuelto a leer el extraordinario discurso de Patrick Modiano en la Academia Sueca, tras recibir el Premio Nobel de Literatura el 7 de diciembre de 2014.