Este 16 de julio cumplimos 19 años de labor ininterrumpida de El Observador. Ni una sola semana hemos fallado a la cita con nuestros lectores de la versión impresa; desde hace un año, ni un solo día hemos fallado en la edición diaria online del periódico. ¿Es por nuestro propio mérito? Claro que no. Es Dios nuestro Señor el que ha empujado nuestra débil barca en medio de un mar picado.
Cierto, nos enorgullece a Maité y a un servidor que el Señor nos haya dado esta oportunidad de servirle Continuar leyendo