La gran propuesta del Papa Benedicto XVI en su reciente visita a México es, sin duda, su llamado a la coherencia. Los católicos (los seres humanos en general) no somos nada frente a Jesús si nuestra misericordia no va cosida a su ejemplo; si nuestra vida prescinde de Él. El obispo brasileño Helder Camara solía decir que a menudo el único Evangelio que algunas personas iban a poder leer era nuestro propio testimonio. Si en mí leyeran, ¿qué podrían encontrar? Oscuridades sin fin, una cadena espantosa de contradicciones. Un horrible ir y venir de ideas que no se hacen realidad y de realidades que me rebasan…
Acabo de leer lo que protagonizaron tres niños mexicanos, lanzados a la fama por un video en el que hacen el “cover” de una canción de Adele. Los niños se llaman Ángela (Angie), Gustavo y Abelardo Vázquez. Son de Mexicali. Se trata de los “Vázquez Sounds”. Y le plantaron cara, ni más ni menos, a Yoko Ono, la viuda de John Lennon. Sucede que Yoko –como lo han hecho cerca de 60 millones de seres humanos—descargó el video que subieron en noviembre de 2011 los niños en You Tube. Se prendó de su inocencia y calidad, y les llamó, para que fueran embajadores de su organización a favor de la no violencia. Aceptaron encantados. Pero el gozo se vino al pozo cuando Yoko les pidió que hicieran el “cover” de la mítica canción de Lennon: “Imagine”.
La que ha sido tomada como una “rola” que promueve la paz, lo hace, pero olvidando algo esencial: Dios. Es sabido que Lennon no creía en Dios. Y así lo plasmó en el texto de la canción: “Imagina que no existe el cielo, que no existe el infierno. Por encima de nosotros solo el firmamento. Imagina que todo el mundo viva al día. Imagina que no hubiera religión…”. Angie –de once años de edad– fue con sus padres. Corroboró que no era la canción coherente con su fe. Y le dijeron a Yoko:. “Embajadores sí, pero no haciendo a un lado a Dios”.
Es una bella historia de coherencia. Porque son los niños –una vez más—los encargados de recordarnos lo esencial. De recordarnos que si Dios está fuera de la historia, de nuestra historia, la violencia está servida.