El ciberataque del virus conocido como “ransomware” del pasado fin de semana, ha puesto a temblar a medio mundo. España, Portugal, Reino Unido y Rusia, entre los afectados. También México.
Las consecuencias —aparentemente— fueron pocas. Pero se ha abierto una rendija por donde los ciberterroristas pueden (lo van a hacer) desestabilizar sistemas de seguridad con consecuencias incalculables. Continuar leyendo
Desde hace tiempo los economistas como el estadounidense Ryan Avent (1979), autor de La riqueza de los humanos, están proponiendo el concepto de renta básica universal. Esto quiere decir, más o menos, que la riqueza producida por una comunidad debe ser repartida entre todos sus miembros.
El último informe de la Relatoría Especial de Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tocó una serie de temas esenciales para el futuro de la participación de voces numerosas en la conformación de la opinión pública de nuestro continente desde el espectro radioeléctrico.
A 100 días de haber iniciado su tumultuoso mandato, el presidente Donald Trump puede ser identificado no tanto por sus amigos —que son muy pocos— o por sus aciertos, sino por sus enemigos: dos de ellos, muy claros: México y la prensa.
Hace tiempo llevamos a cabo una campaña de oración por México, con motivos de las “desapariciones” forzadas de miles de mexicanos, el asesinato de sacerdotes y periodistas; el brutal clima de violencia en contra de las mujeres, el crudo tratamiento que reciben los migrantes… “Un corazón de dolor” concitó la oración de miles de nuestros lectores y, seguro, cambió algo en alguna parte del país.
Es muy complicado pensar en una nueva cultura democrática para México sin el acompañamiento de la lectura. Lejos del romanticismo retórico, leer nos hace ser nosotros mismos, ser de otro modo: ser más. Y cada que salen los levantamientos del Módulo de Lectura (MOLEC) sobre el comportamiento lector de los mexicanos mayores de 18 años —obviamente alfabetizadas— en ciudades con más de 100,000 habitantes, a uno se le cae el alma. O, más bien, uno se explica el por qué de los terriblemente malos gobiernos que padecemos.