Gratísimo es comenzar esta sección literaria de la mano del padre potosino –gloria de las letras mexicanas—don Joaquín Antonio Peñalosa. Gran benefactor de los niños, monseñor Peñalosa –“Monse”, como le decía nuestro recordado sacerdote, también de San Luis Potosí, don Darío Pedroza Jr.—reunía a pequeños de entre 11 y 14 años, les leía un pasaje de los Evangelios, se los explicaba, lo meditaban juntos y luego, en lenguaje del siglo XX (murió en el último año del siglo), ellos lo contaban con sus palabras.
Por eso, dice en el prólogo Peñalosa, no debe sorprendernos que la Virgen vaya a la tienda a hacer la compra o San José toque a la puerta de un hotel (y no de un mesón) en Belén… “aluden a carreteras, aviones, trenes, zapatos, huaraches, periódicos, edificios, en un delicioso anacronismo, y aun San Gabriel, el Ángele de la Anunciación, recibe en un momento de alusión televisiva, el nombre de Juan Gabriel…”.
¿Qué hay detrás de este ejercicio de tan alto intelectual mexicano? Una enorme inocencia y el recuperar las propias palabras de Jesús para hacernos “como niños” y entrar en el Reino de los Cielos. Una gozada que reeditó en 2016 Buena Prensa para celebrar su 80 aniversario.
JOAQUÍN ANTONIO PEÑALOSA. El Evangelio contado por niños mexicanos. Obra Nacional de la Buena Prensa A.C. 1ª edición 1998; 2ª edición, noviembre de 2016. www.buenaprensa.com
Publicado en El Observador de la actualidad No. 1128