Tras las elecciones intermedias, se ha destapado la carrera para suceder en el poder a Enrique Peña Nieto. Se ve lejano el 2018, pero está a la vuelta de la esquina. Y más aún tras la victoria de un candidato independiente en Nuevo León.
El efecto “Bronco” trae a mal traer a los estrategas políticos de los grandes partidos nacionales. Todavía no se han adaptado a los nuevos tiempos de la propaganda política. Siguen pensando que son los medios tradicionales los que influyen en el votante. Le siguen apostando a carretadas a la televisión.
Pero la conformación de la opinión pública ya no tiene las mismas referencias no digamos del siglo pasado: incluso del 2012, cuando fue elegido Peña Nieto, frente a dos rivales que usaron poco y mal las redes sociales. “El Bronco”, dicen, es, además de apadrinado por el capital regio y con vínculos a un periódico muy influyente, un candidato típico de las redes sociales que se están transformando en redes de poder.
“Podemos”, en España, por ejemplo, es un partido político que ha surgido y se ha ido constituyendo en una fuerza electoral ya a la par del PP y del PSOE justamente por el manejo de redes sociales y por la incorporación del hartazgo ciudadano ante las políticas de apretarse el cinturón por la crisis que el gobierno de Rajoy les ha endilgado como medicina necesaria para que no pasara lo de Grecia. Este partido ofrece todo, sin necesidad de cumplir nada ahora. Es un mensaje típico de la era de las comunicaciones inmediatas.
Lo mismo ha pasado con “El Bronco” en Nuevo León y un poco más articulado al hartazgo juvenil de las redes sociales con Pedro Kumamoto, en Zapopan. No hay mejor forma de movilización política en la actualidad que la de azuzar a los indignados por redes sociales. Porque, finalmente, el sistema financiero internacional, nacional y local es tan injusto, tan desequilibrado, tan horriblemente desigual que casi todos estamos indignados, salvo los tres o cuatro que se llevan tajadas inmensas del pastel.
México representa una potencia mundial en uso de Internet y es, desde luego, el número uno en redes sociales en español. Está construyendo un nuevo actor político que será protagonista en 2018. Para bien o para mal. Espero que para bien, porque no estoy muy seguro que un fraude o una elección concertada puedan ser llevados a cabo. Y si lo son, la explosión social estará servida.
Publicado en Revista Siempre!