Indolentes

tratadepersonasEn México el silencio, la impunidad y la indiferencia son parte fundamental del segundo de los crímenes más “lucrativos” del país, solamente detrás del tráfico de drogas: la trata de personas que, en su vertiente de trata de niñas y niños enfrenta quizá su perfil más aterrador.

La llamada “esclavitud del siglo XXI” toma un cariz brutal en el segundo país con mayor número de católicos del mundo. Distrito Federal, Chiapas, Puebla, Tlaxcala y Baja California son los cinco estados mexicanos con más víctimas de trata rescatadas por las autoridades, quien, en gran cantidad de ocasiones y, sobre todo, con las mujeres y niñas centroamericanas que van de paso a Estados Unidos, son parte esencial del problema.

Mientras 29 por ciento de las víctimas de trata en Chiapas son centroamericanas, en Baja California llevan a chiapanecas a prostituirse. Fenómenos similares pasan en Puebla y Tlaxcala, estados que, según la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas, son en la mayoría de los casos explotadas en la frontera norte o directamente en Estados Unidos.

Un fenómeno de doble victimización se da en México: por un lado, las bandas de criminales que asolan a las mujeres, principalmente para las redes de tráfico sexual. Por otro, cuando son “rescatadas”, la mayoría de los casos quedan sin solución y, lo que es peor, sin una reparación del daño que les fue hecho por los delincuentes. En México, nueve de cada diez delitos quedan impunes. En cuestión de trata de personas, casi son diez de diez.

Lo que interpela a nuestra conciencia viene de la frase del Papa Francisco: lo que hemos globalizado es la indiferencia. ¿Cómo es posible que en México se juegue así con la dignidad humana? Pues bien, es posible.

Publicado en El Observador de la Actualidad