Sacerdote con olor a cuadrilátero

fraytormentaMéxico ha sido muy fértil en luchadores profesionales. Los sobrenombres de estos personajes son leyenda.   “El Santo”, a la cabeza de todos.   Y su eterna rivalidad (que es la eterna rivalidad del santo de a pie) con “Blue Demon”, “El Demonio Azul”.

El deporte de los costalazos atrae a una variopinta multitud, casi siempre del grupo mayoritario de nuestro injusto país. Es su catarsis, su desahogo, su posibilidad de ver triunfar, por una vez en la semana, a los “buenos” sobre los “malos”; a los “técnicos” sobre los “rudos”.

No siempre es así, pero casi siempre las dos de tres caídas, sin límite de tiempo, se las lleva el que hace menos trampas. Por eso era tan querido “El Santo” a quien puso por sobrenombre la prensa “El Enmascarado de Plata”: quien luchaba y ganaba por las buenas.   Una lección que gran cantidad de mexicanos vieron, pero no aprendieron.

De pronto el cuadrilátero, el ring, el encordado, recibió la visita de un tipo que se hacía pasar bajo el nombre de “Fray Tormenta”. Era bueno y se descontaba a varios malandrines. Veían que se iba pronto, que no participaba en borracheras; que se conducía como un cura. Y, ¡pácatelas!, que resulta ser un sacerdote de la Iglesia católica.

Este sacerdote, de quien El Observador se ha hecho amigo, se llevaba las ganancias de la lucha libre a una obra del amor de Dios: sacar a chamacos del alcohol, de las drogas, de las alcantarillas. Darles un horizonte humano y cristiano. Los números son los que avalan ahora su dolor: dos mil niños sacados del agujero vital.   Dos mil vidas esperanzadas.

Este “Fray Tormenta” sigue en la lucha. Pero necesita ayuda. Está enfermo y sus “hijos” lo requieren por mucho más tiempo.

PARA APOYAR A FRAY TORMENTA
BANCOMER
No.de tarjeta 4152-3130-2885-2791
Nombre: Sergio Gutiérrez Benítez

Publicado en El Observador de la Actualidad