Este domingo se realiza el primer debate entre los cuatro aspirantes a la presidencia de la República. Debatir significa confrontar ideas. ¿Qué se puede esperar de los candidatos? No mucho. El ambiente les pide que se guarden. Que no se expongan. Que ataquen al enemigo (Josefina y Andrés en contra de Enrique; Gabriel como testigo o invitado de piedra: no resta, quitará algo).
La fórmula, que nació hace poco más de medio siglo, cuando Kennedy debatió con Nixon, se ha agotado. Como muchas otras cuestiones electorales, las redes sociales han dejado atrás a la apuesta única por doblegar al contrincante frente a las cámaras. López Obrador perdió la ocasión pasada por no asistir a uno de los dos encuentros organizados por el IFE. Hoy ya no pasaría lo mismo. Las redes mueven más votantes que la tele.
Sin embargo, la poca conectividad de que goza nuestro país (ocho de cada diez mexicanos todavía no están en la red) hará de ésta la última elección tonta. La última donde se gastarán millones de pesos en publicidad de espectaculares, anuncios, movilizaciones, acarreos, tamaladas y compras masivas del voto. Las del año 2018 contemplarán otro horizonte. Obama ganó hace tres años por las redes sociales. Si hoy fueran las elecciones, Josefina iría muy arriba. Pero todavía en México no se llega a tanto.
El debate televisivo —más como los organiza el IFE— ya perdió el poder que tuvo, por ejemplo, en 1994, con Fernández de Cevallos frente a Zedillo y Cárdenas. En esa elección el panista—se decía— conquistó a los telespectadores y apabulló a Zedillo y a Cárdenas, dos personajes poco fotogénicos. Luego vino el triunfo de Zedillo. Fox ganó a Labastida por poco. El ex presidente era bueno para las rancheras, pero poco hábil en la argumentación. Ganó lo ranchero, dicharachero y zumbón. ¿Qué pasará hoy?
Presiento que Peña Nieto encontrará un escenario a modo. Sus antecedentes de manejo de cámaras lo harán más seguro que López Obrador. Vázquez Mota tiene más presencia en estadios (no en el Azul) pero su ronquera y su insistente repetición de palabras, son poca cosa en un estudio como el que se monta en el WTC. Pero, ¿eso determinará las elecciones del primero de julio? Creo que no. Falta otro debate. Pero falta que los indecisos tomen camino. Y muchos indecisos son jóvenes que apenas están votando por primera vez. O por segunda. Son gente de redes sociales. La gente que definirá 2018. Quizás éste sea esta vez su ensayo general.
Publicado en Revista Siempre!