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Fe y futuro

“Quien cree en Cristo tiene futuro”, dijo el Papa Benedicto XVI en el Estadio Olímpico de Berlín, durante una misa multitudinaria en su reciente viaje apostólico a su tierra natal. Lo dijo con la convicción de quien anuncia la luz en medio de las tinieblas. Lo dijo porque sabe que el cristianismo –alma de Europa y de Occidente—se seca en las sociedades contemporáneas.

Los hombres no creen más en Dios. Se han alejado de Él. Han amparado su vida con cualquier cosa: sexo, drogas, poder, perversión, desidia, alcohol, entretenimiento, más sexo, más drogas, más banalidad… La Iglesia, mensajera del amor de Cristo y de la humildad que rebrota en sus santos y santas (como Teresita del Niño Jesús), parece, cada día, más solitaria. Voz que clama en el desierto. Pero es un desierto ávido de amor. El Papa lo sabe. Y grita a los cuatro vientos: quien tiene a Cristo en su corazón no está solo. Quien ama a Dios en sus hermanos, tiene futuro.

Los fieles –que estuvimos representados por miles de peregrinos de Europa central y del este en el Estadio donde Hitler mostró al mundo, en 1936, los aspectos más publicitarios de su poderío y los presagios de su desdén por la paz—tenemos una grave y maravillosa tarea por delante: hacer creíble el Evangelio. Lo dijo así el Santo Padre: que los fieles descubran “cada vez más profundamente la alegría de estar unidos a Cristo en la Iglesia, que puedan encontrar en sus necesidades consuelo y redención y lleguen a ser cada vez más el vino delicioso de la alegría y del amor de Cristo para este mundo”.

“La alegría de estar unidos en Cristo en la Iglesia…”, ¿no es la revolución que está esperando el mundo, incluso el mundo que no quiere tener nada con Cristo? Cuando estamos unidos en Jesús somos una fuerza imparable. Una fuerza de futuro. Una luz que se enciende encima de la mesa, y que alumbra a lo que le rodea. Una luz que es vino delicioso, fresco, arrebatador, embriagante: el vino de la buena esperanza.

Un comentario

  1. Gracias por hacer eco a las palabras del Papa, la verdad que merece mucho leerlas y hacerlas vida.
    Saludos.

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