Con la inauguración del nuevo campus del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), con sede en Querétaro, la Iglesia católica de nuestro país ha dado un gran paso. Un grupo de laicos, encabezado por el filósofo Rodrigo Guerra López, ha puesto en marcha esta comunidad de académicos, investigadores y alumnos que tiene como base y fundamento la dignidad de la persona.
Con cuatro divisiones (ciencias jurídicas y sociales, filosofía, familia y estudios de género, así como bioética), el CISAV es único en su género en México, grupo que nació de una amistad y de una propuesta: la de impulsar el diálogo entre fe y razón al más alto nivel. Temas-frontera como la clonación; la antropología cristiana puesta al día, la defensa y promoción del derecho humano fundamental a la libertad religiosa, la perspectiva de familia frente a los embates en su contra; derechos humanos, políticas públicas y un largo etcétera componen la misión del Centro.
Pero hay un asunto que fue la esencia de la intervención inaugural del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano y del CELAM, monseñor Carlos Aguiar Retes, uno de los motores del CISAV, junto con el obispo emérito de Querétaro, monseñor Mario De Gasperín: que el CISAV va a ayudar a la Iglesia a explicar el cambio de época que estamos viviendo, sobre todo en lo que concierne a la transmisión de los valores fundamentales de la fe. Ya no hay «transmisión automática» de valores como el matrimonio entre hombre y mujer, la capacidad de vivir en público y en privado la religión, la dignidad de la persona desde la concepción hasta la muerte natural… Ahora más que nunca hay que dar razones de la fe en Cristo, razones que hagan nuestra esperanza creíble ante un mundo de conciencias fragmentadas.
Hay demasiadas dudas como para no apoyar a un Centro que busca darle rigor a las certezas de la fe. Y eso es el CISAV. Estamos de enhorabuena. La Iglesia en México se mueve hacia el cambio de época. Por el bien de nuestra sociedad. Un camino de paz, de reconciliación en medio de las tinieblas que hoy cubren el cielo de la patria.