En su Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones Sociales 2010, el Papa Benedicto XVI llama a los sacerdotes a usar los medios digitales (internet, blogs, chats, YouTube, FaceBook, Twitter…) para llevar a cabo su tarea primaria: «anunciar a Cristo, la Palabra de Dios hecha carne, y comunicar la multiforme gracia divina que nos salva mediante los sacramentos».
La parroquia y el sacerdote se encuentran al inicio de una «nueva historia», según previene el Papa, «porque en la medida en que estas nuevas tecnologías susciten relaciones cada vez más intensas, y cuanto más se amplíen las fronteras del mundo digital, tanto más será llamado (el sacerdote) a ocuparse de este campo, multiplicando el esfuerzo para poner dichos medios al servicio de la Palabra». ¡Extraordinario análisis! En efecto: las nuevas generaciones se mueven a través de la red digital. Si se quiere incorporarlas al Evangelio, el sacerdote tiene que introducirse en las nuevas tecnologías no sólo como «un simple usuario de los medios», sino con «su corazón de consagrado».
Se trata de hacer vivo y actual a Dios, no de sentarse en la ola de la novedad. Se trata —dice el Pontífice— de «presentar la sabiduría religiosa del pasado como una riqueza a la que recurrir para vivir dignamente el hoy y construir adecuadamente el futuro». «La Palabra podrá así navegar mar adentro hacia las numerosas encrucijadas que crea la tupida red de autopistas del ciberespacio, y afirmar el derecho de ciudadanía de Dios en cada época, para que Él pueda avanzar a través de las nuevas formas de comunicación por las calles de las ciudades y detenerse ante los umbrales de las casas y de los corazones y decir de nuevo: ‘Estoy a la puerta llamando. Si alguien me oye y me abre, entraré y cenaremos juntos’ (Ap 3, 20)», profetiza el Papa.
Con internet surge una nueva parroquia, una nueva ágora para anunciar la novedad de novedades: Jesús y los sacramentos. Un nuevo centro de santidad. Lo virtual a favor de la Palabra. La Iglesia en la red. Nunca como hoy laicos y sacerdotes debemos trabajar en conjunto para redimensionar a la parroquia e insertar la esperanza en el corazón del mundo. Nosotros le entramos.