La Corregidora de Querétaro ha pasado a la historia como una clave del inicio del movimiento de emancipación que vivió México desde el 16 de septiembre de 1810 hasta el 27 de septiembre —hoy hace 188 años— de 1821, cuando el Ejército de las Tres Garantías hizo su entrada en la Ciudad de México. Doña Josefa estuvo en Querétaro fraguando el inicio, y en la Ciudad de México, contemplando cómo Iturbide finalizaba el movimiento armado y daba inicio a otra etapa de nuestra historia.
Pero, ¿conocemos algo más de doña Josefa Ortiz de Domínguez? ¿Sabemos quién fue en realidad? Su taconazo alertando al alcalde de la prisión, Ignacio Pérez, «el correo de la libertad», es famoso en nuestra narrativa histórica. Pero poco más sabemos. Este pequeño librito de la historiadora Ángeles González Gamio, llena un hueco y perfila la necesidad de investigar a fondo a quien llamamos heroína de la Independencia, cosa que, en realidad, lo fue.
Catorce hijos, dos hijastros y una pasión
«Si algo en la vida vale la pena, hay que hacerlo con pasión», hace decir la autora a doña Josefa. Dama apasionada e inquieta, fue, sin duda, una de las grandes promotoras del movimiento «literario» que se gestó en las «casas reales» de Querétaro, a dónde acudían Hidalgo, Allende y Aldama, así como los hermanos González (Epigmenio y Emeterio) y el propio Ignacio Pérez, entre otras personas dedicadas a conspirar contra el decadente gobierno español en México, con una España atenazada bajo el dominio francés de Napoleón Bonaparte.
Nacida en la ciudad de México el 17 de abril de 1773, Josefa Ortiz Girón fue educada por monjas en el Colegio de Las Vizcaínas, donde conoció a Miguel Domínguez, mucho mayor que ella, viudo, con dos hijos ya, miembro del patronato del Colegio. A partir de ahí se inició una relación de muchos años, 14 hijos, y muchos dolores de cabeza al Corregidor de Querétaro, que estuvo, como su mujer, preso por causa de la insurrección descubierta en 1810, pero que logró ver cómo ella y el movimiento triunfaban. La Corregidora murió antes que don Miguel, el 2 de marzo de 1829, a los 45 años y diez meses de edad. Tanto ella como don Miguel (y el primer presidente de México, Guadalupe Victoria) eran masones.
Un libro que descubre y apunta
La historiadora Ángeles González Gamio, experta en el Centro Histórico de la ciudad de México, ha logrado captar en pocos trazos la personalidad de doña Josefa. Mediante el método de simular una serie de entrevistas con la heroína de la insurrección mexicana, trasladándose, imaginariamente, a los primeros años del México independiente, nos presenta una mujer segura de sí misma, fiel (aunque hayan corrido siempre las leyendas de sus amoríos con Allende, cosa que González Gamio desecha) y profundamente comprometida con la causa.
Y deja para otra pluma la elaboración de un fresco monumental sobre uno de los personajes menos conocidos de nuestra historia.
ÁNGELES GONZÁLEZ GAMIO. Charlas de café con Josefa Ortiz de Domínguez. Editorial Grijalbo, México, 2009.